Estamos ante un escenario en el que la transformación digital no es un concepto que las empresas abarquen como la compra de un producto, sino como un proceso que deben adaptar holísticamente a su estrategia y modelo de negocio para responder adecuadamente a la nueva economía digital, que se caracteriza por la necesidad de un cambio en la forma en que se conciben y entregan los productos y servicios.
La empresa española evidencia en su mayoría que entiende la necesidad de tener una estrategia digital en marcha y de incorporar al menos un producto o servicio digital en su portafolio, que respalde los objetivos relacionados con el cambio del modelo operativo y desarrollo digital del negocio.